LEYENDA DE LA LIBÉLULA
La libélula que hoy vemos volar rápidamente con sus alas tan finas de tela, tiene una historia que se remonta hasta el tiempo de la creación.
Al ver a las demás aves con sus resplandecientes alas, la libélula sintió nostalgia pues le daba tristeza que ella no podía volar.
Un día fue a ver a Dios, le comentó sus tristezas y le preguntó:
¿Oye Dios, por qué yo no tengo alas?, ¿por qué no tengo unas resplandecientes y esplendorosas alas?.
Al ver su nostalgia, él decidió obsequiarle unas alas sedosas con las cuales se sintiera la más hermosa creación del señor.
Al salir de ahí no demoró en probar sus alas, todos la admiraban y se quedaban impresionados al verla.
Una mariposa muy envidiosa trató de posesionarse de ellas pero nunca lo logró.
A pesar de su belleza, la libélula no se sentía superior a otras aves por lo que Dios decidió recompensarla obsequiándole definitivamente las alas.
Es por eso, que la libélula es tan frágil y sensible a sus alas, porque es un regalo muy especial del creador.
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